Kat (Natalia Tena) y Eva (Oona Chaplin) tienen una vida auténtica y controvertida en un barco en los canales de Londres. Tras la pérdida de su gato Chorizo y la llegada de su amigo Roger desde Barcelona, se enfrentan a la decisión de la maternidad, una decisión que nos planteará no sólo los problemas y dudas que suponen de por sí tener un hijo, sino que nos revelará otros asuntos de mayor profundidad social: feminismo, maternidad lésbica, contratos sociales, normalización.
El film del director barceloní, tomando de referentes libros como Maternidades subversivas de María Llopis, nos cuenta la exposición personal y las contradicciones que podemos sufrir ante una decisión tan importante como es afrontar una futura maternidad o paternidad, sobre todo, en un contexto homoparental no normalizado. Nos remueve a través de una historia con un guión fresco y espontáneo cuyos diálogos parecen improvisados en algunos casos. Lo hace exponiendo controversias que cuestionan reglas sociales interiorizadas, pero siempre de manera abierta y frontal sin esconderse en dramatismos.
Se le podrían poner innumerables etiquetas a esta película de mensaje reflexivo pero destaca la espontaneidad, la profundidad y la vitalidad con las que consigue momentos de controversia emocional, nos expone a contradicciones ante patrones y roles sociales interiorizados y nos empuja a pensar en la vida como un pasaje lleno de exposiciones físicas, sentimentales y sociales que cuestionar, replantear y, sobre todo, vivir.