Película oscura, incómoda y desconcertante. La sociedad pueril sonreirá en más de una ocasión fruto de los momentos incómodos. No sabemos cómo ha llegado a esto, pero el autor no deja títere con cabeza en su obra. Podríamos ponernos en favor de la que en un principio se nos mostraba víctima de un matrimonio concertado pero nada más lejos de la realidad. Katherine se esfuerza en ponernos en su contra. Todo sea dicho que en algunos momentos parece fruto de un discurso misógino del autor que nos llevaría a interpretar que la mujer está desquiciada. Debió controlarse eso a la hora de perfilar el personaje. Por otra parte no encontraremos al inocente en la familia aristócrata que decide comprar una tierra y una chica para el primogénito y así asegurar la descendencia. Ni tampoco aparece entre el servicio cabecigacho y chivato. Aún desconcierta más el no encontrarlo en un niño, pero su mirada y su hacer indicaban que junto a su madre merodeaban la carroña.
Podríamos haber estado ante una película de época típica, con un toque sanguinolento, con exceso en las pasiones pero nos hemos encontrado con una película negra y por momentos tosca. No encontraremos a el/la inocente ni entre la historia ni en los créditos.